Resaca

 Debo advertir que esta entrada no se trata de ninguna aventura alocada ni una noche de copas que terminó mal, lamento desilucionarlos pero yo no soy esa clase de persona. Si bien hablaré de una especie de "resaca", me gustaría aclarar que está orientada hacia la parte emocional, así que si esperaban escuchar alguna anécdota divertida, fueron por el camino incorrecto.
 Esta "resaca emocional" generalmente se da en mí luego de haber sentido algo demasiado fuertemente, algo que sucede con bastante frecuencia teniendo en cuenta mi manera de manejar las cosas, y así como siempre después de la tormenta viene la calma; en mí se cumple la triste realidad que afirma que después de la rabieta llega la depresión. En los momentos en los que me encuentro así, lo único que se me antoja es tener una buena charla con una persona a la que quiera y poder desahogarme con tranquilidad e incluso probablemente llorar un rato, lamentablemente en los últimos meses he carecido de eso y he tenido que recurrir a otras técnicas que me ayudaran a no enloquecer antes de tiempo; técnicas que, por lo visto, no han sido de mucha utilidad.
 Dormir siempre me ha parecido una de las maneras más absurdas de perder el tiempo, y aún así mirenme; día tras días acumulando cada vez más y más horas de sueño como si me hubiera convertido en algún animal hibernando, cómo se nota la pesadez en esos momentos, que para no sentirme sola prefiero olvidarme de todo y aislarme para no sentir nada. Es triste y decepcionante, lo sé; pero no me considero el tipo de personas que intentan descargar sus pesares con cortes en sus caderas y sus muñecas, soy demasiado perfeccionista respecto a mi aspecto físico como para dañarme de esa manera (los arañazos no cuentan, esos desaparecen tan fugazmente como aparecieron, aunque duelan increíblemente en su momento); aunque el comúnmente llamado "self-harming" no es del todo desconocido para mí, sólo que en vez de mis manos es mi subconsciente el que efectúa la acción, y en vez de cuchillas son los pensamientos afilados que éste planta en mi cabeza.
 Aún sonrío, no sin cierto cinismo, cuando las personas me tildan de exagerada por ser paranóica o histriónica. Pobre ingenuos.